A la hora de emprender una nueva aventura, siempre buscamos una compañía. Alguien que nos acompañe es nuestro nuevo viaje. Pero muchas veces, no encontramos quién.
Viajar solo, te invita a redescubrirte en cada nueva experiencia, a no cerrarte en tu experiencia sino compartirla con todas aquellas personas que se animan a más y su único objetivo es relacionarse y disfrutar de cada momento.
Cada vez que charlo con alguien sobre un nuevo viaje que tengo en mente, la pregunta que me hacen en el momento es “¿Con quién te vas?”. Ante la respuesta de “viajo solo”, algunos me miran extrañamente como pensando si estoy loco, otros admiran mi por animarme a realizar algo no convencional, ya que no son tantos los viajeros que se animan a viajar solo. También estan todos aquellos que quieren hacer lo mismo pero que todavía siguen preguntándose qué tan divertido resulta viajar solo.
En mi primer viaje solo, me surgió el interrogante “¿No me voy a aburrir estando todo el tiempo conmigo mismo? Al momento que hice mis segundo viaje solo ya sabía que era una de las mejores opciones que podía tomar, ya que estaría solo el tiempo que yo quisiese estar solo.Pero no es sólo la ventaja de estar abierto a conocer gente, viajar solo implica también conocerse a uno mismo (tanto lo bueno como lo malo), tener tiempo para pensar…. Para mí, estos son los mayores beneficios de viajar solo entonces, cuando alguien me pregunta por qué viajo solo respondo “¿y por qué no?”.
Viajar solo no es una idea alocada ni mucho menos. Una vez que estás viviendo tu aventura, te das cuenta de que hay mucha gente en la misma situación y así, es mucho más fácil conocer nuevas personas que luego se pueden transformar en compañeros de ruta y así, hacer lindas amistades que pueden perdurar más allá del viaje.